Por Isidora Urra e Isabel Ortega
Las abejas son, junto con otros animales e insectos, quienes realizan el proceso de polinizar las flores, siendo fundamentales para la supervivencia y reproducción de gran parte de las especies vegetales a nivel mundial. Por lo mismo, su función es clave para mantener la naturaleza en equilibrio.
Muchas especies vegetales son fuentes de alimento, tanto para el ser humano como para otras especies de animales.
Lamentablemente, durante los últimos años, su disponibilidad se ha visto afectada por la disminución abrupta de la población de abejas en el mundo. Esto se explica por varios factores, antropogénicos y naturales, como la intoxicación de éstas producto de agroquímicos y pesticidas, la introducción de otras especies que las depredan (avispa de chaqueta amarilla, por ejemplo), cambio climático, crisis hídrica, etc. Hoy, nos centraremos en la crisis hídrica (sequías y escasez hídrica). Este es un problema que no sólo afecta a las abejas, y en Chile está causando estragos tanto a nivel económico como ambiental.
Chile se destaca por ser un país con abundantes recursos, entre ellos muchos bienes naturales, que han sido utilizados al punto de estar llegando al límite de su explotación.
Una parte de estos bienes naturales se vincula con la industria agropecuaria, gracias a la cual se generan importantes exportaciones, que son claves para el crecimiento económico nacional. Sin embargo, esto ha llevado al país a un estado ecológico crítico, ya que ha empeorado aún más la crisis hídrica que afecta directamente a zonas agrícolas, como la región del Maule o la región de O’Higgins.
El mal uso de suelos -por introducción de especies foráneas, junto con malas prácticas de riego- es el principal causante de esta crisis hídrica. Esto, debido a que al hacerlo, no se respeta el balance hídrico de la zona. El cultivo de especies que requieren más agua de la que se dispone, afecta negativamente el balance hídrico.
Es importante tener en cuenta que no todos los cultivos vegetales en Chile corresponden a especies introducidas, y, por lo mismo, no todos los cultivos que van a tener un impacto negativo en la zona en que se realicen.
Además, las regiones ya mencionadas se caracterizan por la presencia de cultivos de abejas melíferas, que tienen un rol esencial en la producción agrícola, tanto de consumo local como de exportación. Las abejas y las especies vegetales se “ayudan” mutuamente: las abejas ayudan a las plantas a dar frutos, y las plantas proveen a las abejas de una fuente alimenticia. Esta reciprocidad entre abejas y plantas se ve afectada cuando aparece la sequía. Sin agua, no hay plantas, sin plantas, no hay abejas y sin ellas no hay frutos.
Por desgracia, el sistema en el que estamos insertos solo mira números, sin evaluar si el proceso es sostenible en el largo plazo, y si miramos todo el panorama, las cuentas no salen. El sector agroindustrial genera los productos de su interés, consumiendo recursos ecosistémicos hasta casi agotarlos, alterando con ello la naturaleza, que tiene otra forma de realizar esos procesos.
Son nuestros hábitos de vida y consumo, junto con la creación de políticas públicas, los que pueden solucionar problemáticas como las expuestas que, de seguir de la misma manera, van a tener consecuencias negativas en la continuidad de la vida en el planeta.
Las abejas se están viendo afectadas, en gran parte, por al área agroindustrial. Sin embargo, podemos ayudarlas desde la pequeñez de nuestros hábitos. ¿Cómo hacerlo? Algunos ejemplos son: cultivar plantas autóctonas que florezcan en distintas épocas del año, comprar miel a productores sostenibles y dejar agua en recipientes poco profundos, con piedras o palos pequeños en su interior, que permitan a las abejas tomar agua sin ahogarse, ya que ellas utilizan el agua para regular la temperatura de sus colmenas.
Así, cuidar el agua es clave a la hora de hablar de la crisis hídrica y sus efectos en las abejas; cuidarla implica, en parte, hacer un buen uso de ella en el diario vivir.
Ayudar a mantener los ecosistemas forestales, también contribuye a cuidar el agua, por la mantención del balance hídrico.
Esto implica ser consciente y crear conciencia, compartiendo información y participando de manera activa en los distintos organismos que defienden dichos ecosistemas.
Para aquellos que son agricultores, es necesario que comiencen a preservar los espacios naturales y tratar de respetar sus procesos, protegiendo los lugares de anidación y dejando el uso de pesticidas que son letales para las abejas.
También es importante exigir al gobierno medidas que solucionen estas problemáticas, como la creación de políticas públicas que incentiven a la población a hacer un buen uso de los recursos, empoderen a los pueblos rurales e indígenas, y promuevan el consumo de productos agrícolas sostenibles.
A fin de cuentas, los procesos son cíclicos, y están interrelacionados. Lo que les afecte a ellas, nos afecta a todos. Si no te importa hoy, te importará mañana.
Fuentes:
https://www.un.org/es/observances/bee-day
https://www.redagricola.com/cl/estrategias-reducir-impacto-crisis-hidrica-las-abejas/
https://www.nationalgeographic.com.es/animales/abeja
https://miriego-blog.com/2016/02/24/la-importancia-de-las-abejas-en-la-agricultura-y-en-el-mundo/
